Si algo caracteriza a la comunidad luso-venezolana es su proactivismo, con miles de ciudadanos acudiendo regularmente a los clubes, asociaciones e instituciones portuguesas que existen en el país. A pesar de que en los últimos tiempos esto no ha sido posible, en las recientes semanas hemos visto la determinación de las juntas directivas de los centros sociales en intentar retomar las actividades paulatinamente, siempre con las respectivas medidas de bioseguridad y distanciamiento, a fin de que sus asociados puedan despejarse en medio del contexto. El Carnaval fue una muestra de ello: durante 4 días la comunidad se reunió de nuevo en torno a los clubes, disfrutando de actividades llenas de color y alegría. Una oportunidad perfecta no sólo para retomar la “camaradería”, sino también para soñar con una próximo vuelta a la normalidad, en donde todos podamos darnos esos abrazos que en los tiempos actuales no son posibles.