Natural de Caracas pero guatireño por adopción desde los treces años, como la mayoría de los niños encontró en el colegio su primer contacto con el futsal. En una cantera natural para la modalidad, Freddy transitó por estadales y nacionales con la Selección de Miranda. Y también como es habitual, alternaba el cemento con la grama en esos primeros años.
El equipo del Centro Social Virgen de Fátima le proyectó al Caracas, donde trabajo en la categoría sub-17 con el profesor Jhon Giraldo. Pero el eje Guarenas-Guatire siempre ha destacado por su pasión futsalera, así que Freddy era presencia frecuente en los torneos del barrio. Años aquellos donde también alternaba las posiciones de campo con la portería. Con 16 años debutó en la primera categoría del UNEFA actuando en la segunda división profesional siendo juvenil.
Su carrera futbolística sufrió abrupto freno cuando se rompe los ligamentos cruzados de la rodilla derecha, en plena pretemporada del desaparecido cuadro del Estrella Roja. Dejaría entonces para siempre de actuar como jugador de campo para abrazar definitivamente la portería.
Su pasado como jugador de campo, paradójicamente le cerró las puertas del futsal organizado, pues ya con 18 años los técnicos desconfiaban de su capacidad como guardameta, optando siempre por otros jugadores formados netamente en el fútbol sala.
Pasaban los años y la carrera del golero se estancaba. Con 22 años tras un viaje de vacaciones a los Estados Unidos, toma una decisión radical: se asienta en los “states”. Allí conoce un entrenador de porteros que le ayuda a explotar sus habilidades para el puesto. Y la fortuna, hasta ahora esquiva, decide resarcirse.
Las leyendas Falcao y Ricardinho son llevadas al gigante del norte a disputar partidos de exhibición para promocionar el futsal profesional. González es convocado por ese entrenador y queda asignado al equipo donde competiría Ricardinho. Obviamente las miradas se posaron sobre el quinteto y el venezolano hizo el resto, jugando un torneo a un alto nivel.
Así le llegó al guatireño una oferta de un empresario portugués para incorporarse a un ambicioso proyecto que perseguía un rápido ascenso a la primera división: el Inter de Lisboa. Freddy, su hermano y otros dos compatriotas se embarcan así a Portugal con un contrato de tres años.
Pero como lamentablemente suela pasar con frecuencia las condiciones reales fueron muy distintas a las ofrecidas. Sin embargo en esa primera campaña (17/18) el equipo logró subir de tercera a segunda y el portero pudo mostrarse.
Le llega así una oferta del Leoes de Porto Salvo, tradicional club luso que entretanto le cede al Vilafranquense de la segunda división para hacerle ganar rodaje.
En el Vilafranquense la temporada fue de diez. Titular, buenas actuaciones y rozando el ascenso, fueron argumentos que convencieron al poderoso y tradicional equipo del Belenenses, uno de los grandes equipos del balompié lusitano que le ha fichado para esta venidera campaña 19/20, con lo que será el primer jugador venezolano en actuar en la primera división del futsal portugués.
“Tengo muchos objetivos tanto a corto como a largo plazo. El primero es establecerme como titular en el Belenenses, para así lograr mi sueño de ser convocado a la Vinotinto”, nos comenta el portero que a sus 26 años vive su mejor momento. “Yo he tenido que hacer muchos sacrificios para venir a Portugal a jugar en una de las mejores ligas del mundo y así ganar el nivel para poder ayudar a mi selección”, acota.
En una posición donde nadie ha logrado establecerse en los últimos años, Freddy Miguel González, DT Vinotinto, tiene en uno de los grandes de Portugal una buena opción para el arco de cara al venidero premundial de Futsal. ¿Lo convocará?
Antonio Da Silva