Siempre se ha escuchado decir que el fumador pasivo está mucho más expuesto a diversas enfermedades que el propio fumador. La cuestión es, que a muchos les ha costado creer que esto sea posible, pero una investigación llevada a cabo en la Universidad de Northumbria, Inglaterra, que siguió durante más de 4 años a un grupo de fumadores y fumadores pasivos, encontró que quienes se habían visto expuestos de forma pasiva al humo del cigarrillo regularmente, mostraron peores habilidades en pruebas de memoria, que quienes no estuvieron expuestos.
Esta es la primera investigación formal que busca alguna relación entre el humo del cigarrillo y la memoria, y estuvo dirigida por los doctores Tom Heffernan y Terence O’Neil,, quienes desde hace algún tiempo hacían seguimiento al tema.
“Nuestros hallazgos sugieren que los déficits asociados con la exposición al humo de segunda mano se extienden a las funciones cognitivas de la vida diaria”, revela el Dr. Tom Heffernan, luego de explicar que durante el estudio, se compararon las capacidades de memoria de un grupo de fumadores con dos grupos de no fumadores. Los tres grupos fueron sometidos a pruebas de memoria basada en el tiempo y en eventos, por ejemplo recordar alguna intención o actividad futuras.
Los participantes que estaban expuestos a humo de segunda mano, vivían o pasaban tiempo con fumadores durante al menos 25 horas a la semana durante un promedio de 4,5 años, y fueron ellos de quienes se obtuvieron resultados más reveladores, ya que los no fumadores expuestos a humo de segunda mano habían olvidado casi 20% más tareas asignadas que los no fumadores no expuestos al humo.
Los peores resultados fueron los de los fumadores, quienes olvidaron 30% más de las tareas asignadas que los no fumadores no expuestos a humo de segunda mano. Los hallazgos sugieren que los déficits asociados con la exposición al humo de segunda mano se extienden a las funciones cognitivas de la vida diaria.