Fundado hace 40 años, el Instituto Brivil de Diseño de Moda, que ha formado a destacados profesionales, atribuye parte de su éxito a estudiantes portugueses y españoles y apuesta por exportar la moda venezolana a Europa.
«Queremos exportar moda venezolana a Europa y eso se va a lograr porque vamos a seguir acercándonos a las embajadas. Es el momento de exportar talento y en Venezuela estamos disponibles», dijo a Lusa la directora general de Brivil, por donde han pasado importantes diseñadores de moda que ahora tienen estudios en varios países.
Elvira de Parés asegura que el éxito está garantizado porque los descendientes de portugueses y venezolanos pueden «seguir haciendo las cosas como hermanos», destacando el aporte de la comunidad lusitana a Venezuela.
«Dios le dio todo a Venezuela y luego nos dio la inmigración luso-venezolana, que está arraigada aquí y que construye el país con su trabajo, con su dedicación», enfatizó.
Por otro lado, explicó que en Brivil, «los alumnos portugueses y españoles se caracterizan por su dominio de las herramientas físicas y digitales, por eso pueden coser perfectamente a máquina y hacer un expediente técnico en un ordenador».
Como ejemplo, explica que «no es lo mismo una prenda hecha por Adúlia [Alves]» – costurera luso-venezolana y profesora de moda en Brivil- «cortada a mano con un patrón de papel en la mesa de corte, no es lo mismo que una hecha a máquina con tres empleados».
Por su parte, la coordinadora de Brivil, Carmen Celes Parés, explicó a Lusa que «la moda es una necesidad inherente al ser humano, que necesita vestirse, calzarse, que tiene una tendencia artística, un gusto por la estética que puede canalizar a través de la moda, que es una manifestación cultural global».
La moda, dijo, «también se convierte en un negocio, porque la ropa, los complementos y los accesorios se diseñan, se confeccionan y luego se venden», señalando que, en Brivil, la carrera de diseñador profesional de moda cuenta con un completo plan de estudios teórico-práctico adaptado a las necesidades del mercado global e internacional, que se complementa con prácticas profesionales.
Una de las profesoras es la costurera luso-venezolana Adúlia Alves, que con más de 30 años de carrera ha hecho realidad su sueño de hacer lo que más le gusta en la vida: coser, pero sobre todo enseñar a coser.
«Cuando amas lo que haces, es muy gratificante. Hago lo que me gusta, enseñar, porque me encanta coser, hacer patrones, pero me gusta mucho más enseñar», explica a Lusa.
Hija de portugueses de Oporto, Adúlia Alves Soares explicó que hizo su primer curso de costura a los 13 años, con una vecina conocida de su madre, y que hoy enseña a jóvenes y adultos, hombres y mujeres, e incluso ha enseñado a niños a dar unas pequeñas puntadas.
Por otro lado, explicó que cuando empezó le «gustaba mucho el color negro», preferencia que cambió con el tiempo y hoy opta por «vestir con colores más claros».
Adúlia Alves Soares no esconde sus raíces y asegura que quiere mucho a Portugal y «vibra mucho» con las tradiciones lusas.
«Estoy muy orgullosa de ser portuguesa, pertenezco a un grupo folclórico de aquí, ‘Os Lusíadas’, y formo parte de las tradiciones de Portugal», subraya.
Insiste en que hay que cambiar algunos prejuicios porque «hay gente que piensa que la moda es para mujeres, pero no es sólo para mujeres, también es para hombres».
«A veces los padres quieren que sus hijos estudien algo que no les gusta (…) Hay niños que dicen que van a estudiar diseño de moda y sus padres les miran raro porque no conocen esta parte de la vida, esta carrera tan bonita», lamenta.
E insiste en que «los chicos tienen que hacer lo que les gusta para tener éxito». «Tenemos que hacer lo que nos apasiona», concluyó.