Investigadores de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Porto (FCUP) están creando una solución industrial que, a través de enzimas mutantes, tiene como objetivo acelerar la degradación de uno de los plásticos más producidos, el tereftalato de polietileno (PET).
En declaraciones a Lusa, Maria João Ramos, líder del grupo de Bioquímica Computacional de FCUP, explicó que el proyecto tiene como objetivo crear una tecnología innovadora para “biodegradar uno de los plásticos más abundantemente producidos y ampliamente utilizado en envases y textiles”.
«El PET se acumula en el medio ambiente a un ritmo impresionante», dijo el investigador, y agregó que cada año se producen más de 500 mil millones de botellas de PET y más de la mitad nunca se recicla. En este sentido, los investigadores apostarán por la creación de enzimas producidas por la bacteria ‘Ideonella Sakaiensis’, que tiene la capacidad de degradar el plástico.
«Estas enzimas bacterianas exhiben una fuerte capacidad para biodegradar el PET a temperatura ambiente, lo que constituye una forma más ecológica de hacerlo», dijo el investigador.
Para degradar el PET en grandes cantidades, las enzimas deben someterse a un proceso de mutación para volverse más rápidas y estables, y para encontrar las mutaciones correctas de forma experimental es “más fácil” utilizar métodos de supercomputación.
En este sentido, el proyecto, que se extenderá hasta 2023 y está financiado por PRACE (Partnership for Advanced Computing in Europe), consiste en simulaciones en el superordenador Mare Nostrum, en Barcelona, y pruebas en los laboratorios del Real Instituto de Tecnologías de Estocolmo, Suiza.
“El objetivo de nuestro equipo es hacer el proceso más efectivo y eficiente, y que sea mucho más económico, para que la industria pueda desarrollar interés en la solución”, dijo Maria João Ramos, agregando que las simulaciones por computadora permiten calcular el máximo de eficiencia de cada enzima.
En este momento, los investigadores están experimentando y probando las diversas propiedades asociadas con el proceso de mutación enzimática. «Tenemos que asegurarnos de que todo funcione a temperatura ambiente y de que las enzimas estén disponibles de forma estabilizada», dijo.
Para que la solución esté disponible para unidades de reciclaje u otras industrias, las enzimas necesariamente deben ser absorbidas por un material sólido, para que permanezcan presentes solo en la superficie, por lo que el equipo de investigadores está probando varios materiales.
A través de la financiación de PRACE, los investigadores de FCUP consiguieron una capacidad computacional anual de 45 millones de horas para desarrollar las enzimas mutantes.