La literatura está en todas partes. En el fado, por ejemplo, la encontramos innumerables veces en las letras de las canciones y en compositores que dan música a los poemas, como fue el caso de Alain Oulman. Por eso, hoy lo dedicaremos a este músico apasionado por la literatura.
Hijo de un matrimonio francés, desde temprana edad le encantó la lectura especialmente las poesías, aunque al principio su rumbo estuvo muy lejos de eso. Al morir un hermano por causa de la II Guerra Mundial, se convirtió en el guía de los negocios de su padre, estudió química y se dedicó a las empresas familiares. Aun así, el destino siguió girando hasta que pudo dedicarse a su pasión por componer. Enfrentó barreras políticas, se enfrentó al régimen, ganó y perdió batallas, fue desterrado, pero siempre mantuvo libre el espíritu y eso lo reflejó en sus trabajos con célebres fadistas como Amalia Rodrigues, a quien conoció un buen día y le mostró el poema Vagamundo de Luís de Macedo: “Já disse adeus a tanta terra, a tanta gente,/Nunca senti meu coração tão magoado,/Inquieto por saber que o tempo vai pasar/E tu vais esquecer o nosso fado/Partidas, / (Cada vez mais sombria, cansada),/ São nuvens negras em céu azul,/ São ondas de naufrágio em mar fundo./ No meu deserto não vejo abrigo/ Sem ter um amor neste mundo/ Mas se eu voltar e como penso me esqueceste,/Troco por outro o coração amargurado./Tentarei não fazer mais castelos no ar/E nunca mais viver outro fado”
Así como ese poema, otros también le inspiraron para dar música a las letras. “Tenho feito, no que me toca, sempre a música para um poema já escolhido. Só me lembro de um caso em que se passou o contrário: ‘A Gaivota’, de Alexandre O’Neill, que foi escrita para uma música que já tinha composta” (A Capital, 27 de Fevereiro, 1971).
Su aporte ha sido maravilloso, sin duda, complementando con su música tantos poemas. ¿Cómo sería “Madrugada de Alfama” de David Mourão-Ferreira, sin la creación de Oulman? “Mora num beco de Alfama/ e chamam-lhe a madrugada,/ mas ela, de tão estouvada/ nem sabe como se chama (…)E a sua colcha amarela/ a brilhar sobre Lisboa,/ é como a estatua de proa/ que anuncia a caravela,/ a sua colcha amarela/ a brilhar sobre Lisboa”.