Es cierto, fácil no está. Nadie dijo que lo fuese. Pero creo que tampoco, hasta ahora, ninguno ha dicho las razones. El “cogollo militar” está “hasta las medias” con los delitos de varios tipos que no explicaré, toda vez que es vox pòpuli. Negociar una “salida honrosa” para esa gente tampoco está fácil porque los delitos son muchos. Y nadie quiere “hacerse el loco” con este asunto. Quizás un 80% del pueblo quiere que paguen. Ellos están prisioneros de sus actuaciones fuera de la Ley y el asunto se complica. Sencillo. Al dejar el poder deben rendir cuentas y eso es ir a prisión. Quizás de por vida. Multimillonarios presos. Así no vale serlo. Y ellos lo saben. El nombre completo es: “Diálogo, negociación y acuerdos”. Y no se negocian emociones, se negocian acciones. Así de simple Las negociaciones deben incluir salidas, aunque no es lo justo ni nadie lo quiere. Pero mejor un 50% de algo que un 100% de nada. Bajar las sanciones, un lugar donde irse. La lucha es compleja. El difunto, al cual no quiero catalogar porque ofendería, le dejó a su sucesor una bomba casi a punto de explotar. Y eso es lo que ahora está ocurriendo. El drama empeorará porque la devaluación de la moneda es un terrible componente de ese cocktail mortal. Y con el estómago vacío las emociones se exacerban. Creo que llegó la hora de las decisiones finales de todo el mundo: los de adentro, los de afuera, los indiferentes, las academias, gremios, colegios, empleados, obreros, y todos los demás. Que comprendan que “esta gente” está resteada porque saben el agujero que les espera. Temo que llegó la hora de hilar fino. Cuando se trata de luchar contra arribistas totalitarios, en cualquiera de sus variantes – dictaduras militares de derecha e izquierda, estatismos comunistas, tiranías y autocracias, neoautoritarismos – no hay fórmulas preconcebidas, vías únicas, métodos dignos y otros condenables a priori. También hay vías híbridas.