“Siempre estoy en contacto con mi tierra”

Natural de Santa Luzia, este madeirense guarda muchos recuerdos de su vida

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El año 1957 quedó grabado en los anales de la historia, como el momento de la fundación de la Comunidad Económica Europea y de la Comunidad Europea de la Energia Atómica; organismos internacionales que llenarían de esperanza de desarrollo a los habitantes del viejo continente.

En un pequeño rincón de Madeira, nació ese mismo año un hombre que tuvo que lidiar con la pobreza e inestabilidad de un país sumergido en la desidia. La historia de Ilidio Vasconcelos, no es más que la narración de la vida de miles de portugueses que emigraron a tierras americanas buscando nuevas oportunidades de vida.

Natural de Santa Luzia, Funchal, Madeira, Ilidio creció en el seno de una familia humilde y numerosa: fue el séptimo de nueve hermanos. Su niñez estuvo llena de momentos especiales, de los cuales guarda muchos recuerdos.

“Creci viendo o porto do funchal e os carrinhos de cesto detrás de mi casa. Recuerdo que de niño iba a trabajar con mi padre en uma Merceria que el tenia no Funchal y de ir a buscar as telas do bordado para mi madre (…) gracias a dios en mi casa nunca falto comida ni zapatos como le fataron a muchos de nuestros paisanos” narra Ilidio, al tiempo que se le ve en los ojos cierta melancolía.

A pesar de que Vasconcelos solo estudió hasta la cuarta clase, es un hombre muy sabio que obtuvo conocimiento al enfrentarse con su día a día. A los 18 años, despues de cumplir el servicio miliar, trabajó en el antigo Hotel Sheraton – actualmente Pestana Carlton.

Uno de los episódios más felices de su vida, fue la forma en que conoció a su eterna compañera: “Recuerdo un dia que uno de mis compañeros me preguntó si queria trabajar como mesonero en la boda de su hermano. Yo acepté por el simple hecho de que él tenía una hermana que había conocido en una fiesta en Machico y me gustaba mucho”. A pesar de que sus familiares creyeron que se conocieron ese día, realmente Ermelinda Pereira ya lo había flechado algún tiempo atrás.

Luego de compartir un año y medio de noviazgo, los tortolos decidieron contrar matrimónio en Santa Cruz, en su freguesía. “Nos casamos en mayo de 1981. Decidimos emigrar debido a la situacion que presentaba Madeira en esa epoca. En principio pensamos en irnos a Inglaterra, pero por cuestiones de contratos laborales no pudimos. Asi fue como decidimos comenzar nuestra vida en Venezuela, pues mi esposa tenía familia en estas tierras” recuerda Ilidio.

La pareja llegó al país, el día en que se celebraban 24 años del movimiento cívico-militar que derrocó al gobierno de Marcos Pérez Jiménez: 23 de enero de 1982. “Al salir del Aeropuerto Internacional de Maiquetia el calor era horrible. Subiendo a Caracas quedé impactado al ver esas montañas llenas de casitas. Llegamos a Las Adjuntas, donde vivía la familia de mi esposa. Tiempo después nos fuimos a vivir a Carmen de Uria, en la Guaira, con unos amigos de Madeira que tenían poco tiempo en Venezuela”.

Una vez establecidos en el estado Vargas, Ilidio y Ermelinda vivirían la felicidad del nacimiento de su primer hijo. Él tendría que trabajar en un supermercado en Naiguatá para mantener a su núcleo familiar. Sin embargo, dos años despues regresarían a Caracas; lugar donde nació su segundo hijo.

En el año 1989, luego de trabajar por algún tiempo en otro supermercado, Ilidio compró su primer negocio: um talho que se vió altamente afectado con el Caracazo y que sólo originó deudas. La pareja se encontraba entre la espada y la pared: debían decidir entre regresar a Madeira o hacer vida en Venezuela. Sin embargo, el amor por este país los hizo quedarse e invertir en nuevos proyectos.

En 1991, Ilidio viajó a Madeira para ver a su madre, quien se encontraba muy enferma. Al regresar a Venezuela, vendió su carro y con ese dinero llevó a sus hijoz a la isla ibérica, para que conocieran a sus abuelos. “Fue la unica vez q lo vieron (…) en 1996 murió mi madre y no pude ir a su entierro. A los nueve meses falleció mi padre de depresión por la pérdida de mi madre; esta vez si pude ir a darle su ultimo adios” recuerda Ilidio con lágrimas en los ojos.

Desde entonces, Ilidio ha seguido son su vida: trabajando, disfrutando y compartiendo con una familia de la cual se siente muy orgulloso. “No he regresado, pero siempre estoy en contacto con mi tierra” finaliza Vasconcelos.

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Editor - Jefe de Redacción / Periodista sferreira@correiodevenezuela.com Egresado de la Universidad Católica Andrés Bello como Licenciado en Comunicación Social, mención periodismo, con mención honorífica Cum Laude. Inició su formación profesional como redactor de las publicaciones digitales “Factum” y “Business & Management”, además de ser colaborador para la revista “Bowling al día” y el diario El Nacional. Forma parte del equipo del CORREIO da Venezuela desde el año 2009, desempeñándose como periodista, editor, jefe de redacción y coordinador general. El trabajo en nuestro medio lo ha alternado con cursos en Community Management, lo que le ha permitido llevar las cuentas de diferentes empresas. En el año 2012 debutó como diseñador de joyas con su marca Pistacho's Accesorios y un año más tarde creó la Fundación Manos de Esperanza, en pro de la lucha contra el cáncer infantil en Venezuela. En 2013 fungió como director de Comunicaciones del Premio Torbellino Flamenco. Actualmente, además de ser el Editor de nuestro medio y corresponsal del Diário de Notícias da Madeira, también funge como el encargado de las Comunicaciones Culturales de la Asociación Civil Centro Portugués.

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